sábado, 17 de enero de 2015

Oda al castaño

Noble como cual caballero de estirpe y linaje que, a buen seguro Don Quijote, de no existir molinos de viento, confundiría con gigantes a vencer. Tus brazos no son aspas, son gruesas ramas pobladas de puntiagudas y aserradas hojas que llegado el otoño cumple esa otra noble labor de alimentar el suelo del cual recuperas su esencia para seguir tu longevo paso por este mundo.

Ajeno a los acontecimientos, y con la única preocupación de sobrevivir a aquella que te ha dado la vida, la propia naturaleza, no eres conscientes de esa otra mano que también te la puede quitar. Las caprichosas formas de tu corteza son fiel reflejo de la moldehabilidad de tu intrínseca materia y eres ansiado para satisfacer otros menesteres.
No hay como encaminar los pasos buscando el amparo de tu frondosa sombra y acariciar la suave rugosidad de tus jóvenes ejemplares, y observar esos contornos que parecen moldeados por divino artista  con tus formas asurcadas que denotan el paso de los años, como muestra inexorable de que al correr del tiempo nadie escapa. 


Pero si por algo eres apreciado es por tu delicioso fruto cuyo nacimiento, ...imprescindible, debía tener algo de especial. Como tesoro custodiado en particular baúl, protegido por un ejército de puntiagudas agujas que forman esos erizos verdosos, con la finalidad de preservarte de invasiones extrañas, como corazas protectoras. Y, como un grande, tu revestimiento, por si solo da reconocimiento a característico color. ¿Qué más se puede pedir?

¡Más aún...!, si añadimos al placer de caminar bajo tu amparo contemplando tu extraña belleza, tu majestuosidad, deleitándonos del frescor que emanas, de las distintas tonalidades de colores y olores que se entremezclan, del sonido de tus ramas cuando tus hojas son acariciadas por el viento; y que, además de ser un gozo para nuestros sentidos, has sido dotado de especiales propiedades capaces no solo de satisfacer nuestro espíritu, sino también nuestro cuerpo.


Castaño grisáceo, castaño pardo, pareces mimetizarte con ese fiero animal con el que compartes apellido y que en su lucha por la subsistencia pones a su disposición tu fruto como de fuente de vida.

Castaño que  a pesar de soportar duros inviernos y adversos fenómenos naturales, aún cuando tu ocaso haya llegado, sabes lucir y dejar constancia de que tu paso por este mundo no ha sido en vano. Simplemente por ello, acepta como homenaje éste humilde reconocimiento.





















jueves, 15 de enero de 2015

El forofismo



Me pregunto qué es peor, el forofo de un equipo de fútbol o el forofo de un partido político. Al forofo de un equipo de fútbol no le gusta el fútbol, únicamente le gusta que su equipo gane como sea. El forofo de un partido político solo atiende a las consignas del partido y sus líderes.
En ambos casos se sufre una manipulación, tanto de parte de sus representantes como de los medios de comunicación afines, a través de mensajes subliminales o directos que suelen fomentar odios, rencores y también violencia. El forofismo no trae nada bueno porque, entre otras cosas, anula la capacidad de razonar que es condición indispensable para poder distinguir entre lo que está bien o mal, entre los aciertos y los errores, ayudantote a definir posturas y a actuar en consecuencia.

Pienso que es peor el forofo político porque de alguna manera tiene anulada la voluntad propia, que no tendría mayor importancia si sus decisiones le afectaran a él solo, pero por desgracia sus decisiones pueden repercutir en muchos

sábado, 18 de mayo de 2013

El espejo


Delante del espejo repasaba su vida, con el pensamiento, sin mentar palabra. Cuando niño, cuando adolescente, cuando joven, en plena madurez..., pasando por todas las etapas de su vida, llegando al momento actual; y éste, en agradecimiento a su confidencia,  como cortesía, reflejaba su rostro tal cual era en esas etapas de su vida.

El espejo incapaz de discernir entre lo apropiado e inapropiado, llegado el momento presente, reflejó una fría palidez con un rostro decrépito que le hizo pensar en un futuro previsible y no muy lejano. 

No le gustó nada y lo rompió.

domingo, 17 de marzo de 2013

Las desventuras de Zacarías en el oeste: El duelo




            El salón estaba repleto, el whisky saciaba bocas sedientas de alcohol, en algunas mesas jugaban al póquer, desde alguna otra se escuchaba los resoplidos de quienes fueron vencidos por los efectos de ese brebaje endemoniado y desde el rincón se escuchaba las alegres melodías que emanaban del viejo piano tecleado por el eterno Matías, que aprendió a aporrearlo cuando de joven anduvo en una compañía de teatro. Cuando Zac entró en el salón enrarecido de una espesa neblina que los cigarros puros  habían impregnado con sus volutas, nadie se percató de su presencia.

Una hora antes Zac, estuvo limpiando el revolver que su padre le regaló antes de morir y con el cual mandó al infierno a más de uno, según le escuchó contar de pequeño en aquellas largas noches delante la chimenea. El mismo revolver que ahora Zac quería empuñar, por primera vez,  para enviar a ese mismo infierno a su peor enemigo. Pensaba hacerlo delante de todos para mayor humillación y ganarse el respeto de los allí presentes. Zac, siempre fue blanco de burlas y menosprecios, en especial por todo aquel individuo cuyo valor residía en la flojera de su índice cuando empuñaban su colt. Hoy todo iba a cambiar y se ganaría el respeto de toda la población.

Nadie se percató de su presencia. Fue Matías, el pianista, el primero que reparó en él, de pié en el medio del salón lanzando miradas amenazantes a su alrededor, sin duda, buscando a su víctima. Perplejo al ver su semblante, dejó de tocar el piano y adivinando las intenciones fue a su encuentro tratando de convencerle de que ese no era el momento de hacer aquello a lo que había venido a hacer.

El bueno de Matías no logró el propósito, Zac estaba fuera de sí vociferando de tal manera que logró el silencio del salón, mientras lanzaba miradas agresivas de un lado a otro:

¿Dónde estás, rata inmunda?,...¡no te escondas desgraciado!

Algunos, temerosos, salieron del local espantados, no querían estar en medio cuando el fatídico momento llegase. Otros, los que le consideraban un chiflado, pensaron que se trataba de una más de sus alocadas desventuras y, por supuesto, convencidos de que no se iba a atrever a empuñar el arma, es más, daban por hecho que estaría descargada, permanecieron en sus lugares sin apenas prestar atención, bebiendo y aspirando el humo de los cigarros.

De repente se quedó mirando el gran espejo que colgaba detrás del mostrador y..., vio reflejado en él  el rostro de aquel a quien vino a buscar y a terminar con su vida:

¡Por fin te encuentro...!, ve rezando porque tu paso por este mundo llega a su final, vas a dejar de hacer daño y a segar más vidas…Todos te temen, mas yo no, haré justicia porque no te tengo miedo. ¡Desenfunda..., cobarde!.

           Matías se acercó tratando de  disuadirle, para que no cometiera una locura, pero éste lo apartó de un manotazo. Los que aún estaban apoyados en la barra y, viendo que la cosa iba en serio, se apartaron presurosos, por lo que pudiera suceder.  

Zac, se ajustó el sombrero sobre la cabeza, echó a un lado la chaqueta de piel que llevaba, la misma que usó su padre en vida, dejando al descubierto la cartuchera con su revolver. El silencio fue absoluto, la gente comenzó a abandonar el salón, y de repente, los dos desenfundaron a la vez. Varios disparos sonaron, cayendo al suelo las esquirlas de cristal del espejo y de algunas de las botellas que había en las estanterías.

¡Descansa en paz!. Se ha hecho justicia.

Salió del local y dirigiéndose hacia los que se arremolinaban expectantes en la calle:

Ya podéis vivir tranquilos, ese mal nacido no volverá a molestaros. 

Marchó  caminando con andar pausado y mientras se alejaba, Matías salió a la calle observándolo lastimosamente:

        Pobre Zacarías,... ¡esta vez nos ha dado un buen susto!. Habrá que colocar un nuevo espejo, y esperemos que esta vez dure más tiempo, o mejor, en lugar de espejo deberíamos poner un buen cuadro para que, llegado el caso,  no pueda verse reflejado en él.

lunes, 4 de marzo de 2013

Sangre de nuestra sangre

Este blog dice que pretende jugar con las palabras y plasmar lo que de su combinación surja. 
Por primera vez he tratado de hacer algo acorde con ese encabezado. Para ello, en una hoja de cálculo he dispuesto dos columnas una con unos números y otra con palabras sacadas de las páginas de un libro (El mundo), de forma aleatoria. Después mediante un filtrado he sacado del total de palabras las siguientes:

Redondas, se, debe, rostro, madre, frontera, protagonista, visualicé, cenizas, condición, cien.

De la combinación de ellas ha nacido éste microrrelato que he titulado "Sangre de nuestra sangre"

"En el rostro de la madre visualicé cien expresiones distintas cuando le entregaron las cenizas dentro de una urna. De regreso, cruzada ya la frontera, fui protagonista silencioso de las últimas palabras dedicadas a su difunto hijo:

-Se debe honrar la memoria de todo aquel que sea sangre de nuestra sangre, aunque su vida haya discurrido por caminos equivocados.  Ello nos hace también culpables, en el fondo somos responsables por no haber sabido encauzarla  convenientemente-

Nos detuvimos en un terraplén junto a la carretera y lanzó las cenizas al viento. Ahora sí era libre, en vida malentendió la libertad siendo esclavo de sus desatinos.
Mucho la había hecho sufrir pero, su condición de católica practicante, la indujo a perdonarle, y pidió perdón en su nombre a aquellos que fueron objeto de sus ultrajes.
Unas lágrimas deslizándose por su cara se precipitaron sobre la tierra, como si tal redondas gotas de agua quisieran ayudar a germinar una nueva vida."




sábado, 2 de marzo de 2013

Treinta mil jabalís, ochenta mil cuervos




Treinta mil jabalís corrían hacia mi, cada vez estaban más cerca y no hallaba lugar alguno para resguardarme.
Ochenta mil cuervos volaban sobre mi cabeza, cada vez sentía su graznido y el zumbido de sus alas más cerca de mi pescuezo, y no había lugar alguno para cobijarme.
Pensé que soñaba, pero ¿en qué sueño pueden caber treinta mil jabalís y ochenta mil cuervos?, en ninguno, mi cabeza no es tan grande. La pregunta en sí ya descarta el hecho mismo de soñar.
¡Qué angustia!, ¿quién me va a salvar del feroz ataque?
¿Quién tiene la respuesta?,...

viernes, 22 de febrero de 2013

El pacto



 Se cruzaron en el portal, se miraron de soslayo sin cruzarse un –buenos días-. El que bajaba lo reconoció, el que subía encontró su rostro familiar.
La mujer observaba el exterior a través de la ventana sintiendo la tentación de encender un cigarro, ello le calmaría los nervios.
Él apenas pasaba tiempo en casa, ella se sentía muy sola y necesitaba compañía, no podría ocultárselo por mucho tiempo. Tenía que contárselo y no sabía cómo empezar, daba por hecho que se enfadaría pero a estas alturas le importaba poco.
Apenas hubo entrado en la vivienda, se iluminó, había identificado al hombre que se cruzó momentos antes y sin dar opción:

-¿qué ha venido a hacer ese aquí?
-¡perdóname...!, le llamé yo
-¿no me habrás traicionado?
-¡entiéndeme!, no quiero que te enfades, paso mucho tiempo sola,... compréndelo...
-teníamos un pacto,... y lo has roto
-lo siento mucho pero ahora es tarde, estoy decidida y me importa poco que lo aceptes o no. Mañana volverá, y acompañado, y se quedará, no hay más que hablar.
-está bien...,¿lo vas a querer más que a mi?
-¡no seas tonto!, solo se trata de un perro, seguro que te encariñas con él. Un westy muy guapo, y nos lo regala. Seguro que lo vas a querer.