Se cruzaron en el portal, se miraron de soslayo sin cruzarse
un –buenos días-. El que bajaba lo reconoció, el que subía encontró su rostro
familiar.
La mujer observaba el exterior a través de la ventana
sintiendo la tentación de encender un cigarro, ello le calmaría los nervios.
Él apenas pasaba tiempo en casa, ella se sentía muy sola y
necesitaba compañía, no podría ocultárselo por mucho tiempo. Tenía que
contárselo y no sabía cómo empezar, daba por hecho que se enfadaría pero a
estas alturas le importaba poco.
Apenas hubo entrado en la vivienda, se iluminó, había
identificado al hombre que se cruzó momentos antes y sin dar opción:
-¿qué ha venido a hacer ese aquí?
-¡perdóname...!, le llamé yo
-¿no me habrás traicionado?
-¡entiéndeme!, no quiero que te enfades, paso mucho tiempo
sola,... compréndelo...
-teníamos un pacto,... y lo has roto
-lo siento mucho pero ahora es tarde, estoy decidida y me
importa poco que lo aceptes o no. Mañana volverá, y acompañado, y se quedará,
no hay más que hablar.
-está bien...,¿lo vas a querer más que a mi?
-¡no seas tonto!, solo se trata de un perro, seguro que te
encariñas con él. Un westy muy guapo, y nos lo regala. Seguro que lo vas a
querer.
No hay comentarios:
Publicar un comentario